La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

jueves, 30 de abril de 2009

Hay de plagas a plagas!

A propósito del reporte en medios de comunicación sobre que la Policía del Distrito Federal detuvo una red nacional de pornografía infantil con ramificaciones internacionales, en la que participaba el sacerdote católico Rafael Muñiz López, de Veracruz (Lobo Estepario en internet) junto con otros siete detenidos... el Episcopado Mexicano minimizó la detención Rafael Muñiz López: “Entre más humano nos vean, más nos van a apreciar”, señaló el vocero, Leopoldo González. ¡Sopas!

¿Acaso la mala influencia o la encefalitis equina hayan dañado el cerebro del declarante mucho antes de la emergencia nacional que vivimos? ¿Será que monseñor Leopoldo González no tenía la menor idea de las implicaciones de su dicho? Cuesta trabajo que alguien en su sano juicio se exponga al oprobio, la denostación y el ridículo de una manera tan gratuita como errática. Fuera de micrófonos, añadió que enviaría una caja de condones al reverendo Muñiz López para hacer más llevadera su estancia en la cárcel.

Una salida diplomática y más barata de monseñor González probablemente podría haberse expresado en lenguaje bombón: "Nos preocupa este tipo de casos porque causan mucho dañoi y ofenden a la sociedad... ojalá se haga justicia y paguen los responsables de tan terribles delitos una vez que se investigue y se pruebe en el juicio la culpa de cada quien" O algo así; pero no... se fue por el peor argumento, en un mal momento y de la peor forma imaginada.

¿Torpeza? ¿Complicidad? ¿Frivolidad clerical? ¿Reprobó la carrera de filosofìa? ¿Sabe algo de teología? No lo sabemos. Lo que sí es evidente, es que Rafael Muñiz López, sacerdote de Veracruz ligado a una banda de ciberpederastas y el vocero del episcopado mexicano, Leopoldo González quedaron unidos en una rara complicidad (nótese que se refiere al caso como si una hilo de hermandad los une: “Entre más humano nos vean (a la banda de pederastas y el sacerdote presunto involucrado) más nos van a apreciar” (a los sacerdotes católicos) señaló. Nomás le faltó decir que nos esperaba en San Panchieuuuuuuuuuuuuuuuuuuú (al estilo de la célebre despedida de Vicente Fox de los Pinos, cuando dijo viviría en San Pancho, pronunciando un chiflido en lugar de la última sílaba.

El tema subyace desde la imposición del celibato a los sacerdotes católicos por motivos de herencias y sucesiones familiares, en el siglo IV. Luego vendrían los acomodos teológicos. El problema es que los afectos y la sexualidad son como el agua: buscan su camino... hasta que llegan al mar. Si alguien mal los contienen, luego le andan saliendo por las orejas en formas por demás lastimeras. Por lo visto es imposible para el Vaticano actualmente admitir la condición humana de los varones y decretar la libertad al clero católico para casarse y llevar una vida de pareja, procrear hijos y sentir lo que es amar a Dios en colegios particulares; en su lugar, sale con justificaciones tan torpes, tan falsas, tan miserables y criminales como las de este angelito: "Entre más humano nos vean, más nos van a apreciar.”

Entre garrapatas y chinches está difícil escoger a mi plaga favorita.

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