La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

sábado, 28 de enero de 2012

Amenazan tapiar mi balcón que da a la plaza pública

Los poblados medievales europeas que se mantienen en pie a inicios de este siglo XXI recuerdan lo precario de la vida entonces: - Murallas que permitían mantenerse con vida cuando un mal día aparecía en el horizonte un señor feudal que había reunido suficientes arreos como para apropiarse del feudo de al lado, con todo lo que contuviera. - Casas pegadas, unas con otras, construidas conforme crecían las familias a partir de un reparto inicial o como el feudal las iba repartiendo al intercambiar el tributo por protección en medio de un enredo de tradiciones cristianas, agrícolas y una economía retorcida que fue variando poco a poco entre el siglo IV y el XVI a través de las monarquías absolutistas que abrieron el surgimiento del capitalismo y el estado liberal, dolorosamente inaugurado con la Revolución Francesa en 1789. - Algunas de esas ciudades medievales evolucionaron a enormes ciudades (Paris, London) y otras conservaron su encanto que, desde fuera y desde lejos, alcanza una estética sublime; pero esta estética a veces no incluye la precariedad de la vida y lo intenso de las relaciones personales, familiares, económicas y de poder político que se daba en dichos poblados. Tal es el origen del dicho "pueblo chico, infierno grande." En el núcleo de estas agrupaciones urbanas se erigían como puntal originario y principio material del poder económico (primordialmente) religioso (tradiciones cristianas) social (clases, por supuesto) racial (en Nueva España el fenotipo no era cualquier cosa) e incluso la agrupación por castas y otras clasificaciones que incluso tenían asignado su propio ropaje, como es el caso de los oficios dignos y otros menos dignificados. Las fuerzas de cohesión eran tan fueres como aquellas disgregantes por discriminatorias y violentas. La plaza pública así era el escenario del mercado, el cultivo de relaciones sociales, económicas, familiares, avisos a la comunidad, noticias de fuera y el principal lugar para ostentar lo que realmente se era: alfombra roja para las doncellas en edad de merecer y lugar para la fiesta religiosa que llegó a dominar el calendario local. Visto en el tiempo, el tamaño de la plaza central en general, da una idea del tamaño del control político de la comunidad. Grandes plazas abiertas, limpias, ordenadas, estéticas y vigorosas podrían hablar de una ostentación del poder local. Un espacio tan grande sólo se llena con un gran poder; así como las grandes catedrales hablaban de grandes obispados y cardenalatos. Una plaza grande con un poder político disminuido probablemente era más un riesgo por ser una invitación permanente al motín popular, de modo especial cuando subían las contribuciones o se disparaban los precios de los granos (el maíz, para el caso de México, según consta en los registros de la Alhóndiga de la ciudad de Máxico durante la Colonia) No resulta rara la tendencia a llenar las plazas públicas con todo tipo de adornos, jardineras y bloqueos a las concentraciones masivas del pueblo. Tan es un riesgo hoy día la concentración de las masas populares (mientras más politizadas, más peligrosas) que se han desarrollado cuerpos policíacos especializados en control y contención de masas. Este cuento de los espacios públicos concentrados y llenos de energía de personas viene a propósito del significado de twitter. Es como si de pronto en todas las ciudades medievales (y las nuevas también) se hubieran, como si fuera un gran estadio central, al lado de los edificios de los estadios, en el que la ventana de cada casa se hubiera abierto a la plaza y que permanentemente estuviera abierto un gran foro público que diera cabida a toda suerte de discursos, con retroalimentación inmediata, conectando la inteligencia con las grandes masas a través de un gran y simple medio: twitter, con su sistema de mensajes de 140 caracteres. No extrañe que al llenarse y crecer en forma exponencial estos espacios virtuales y al ser un gran medio de comunicación e interacción masiva, los agentes del poder económico y político, religioso y social empezaran a incursionar con tres esquemas de respuesta: su explotación comercial, su clausura represiva o su conquista con encantos. En las próximas semanas veremos más de este giro en twitter: se avanza hacia su control y su clausura represiva. Que se quiera cobrar o hacer negocios con twitter ya hay algo de eso; que se le quiera entender e tratar de influir es algo que ha ocurrido desde su inicio con la tradición troller que incluye vendedores de jabón y aspiradoras, políticos que se quieren hacer pasar por listos y hasta predicadores del fin del mundo pecador. Twitter así se parece en una gran paza roja tan cómoda y querida como la casa de cada quien y tan abierta, intensa y disímbola como el mundo con el que cada quien se enlaza a través de un sistema de te sigo / me sigues y platicamos del mundo al ritmo que cada quien le de. Algunos incluso paso a paso, con sus mensajes de "Subiendo al avión, Cd de México rumbo a Miami" #NoMamar ¿Lograrán domar a la bestia los poderes fácticos? Eso está por verse. El precio puede resultar bastante alto, según los comunicados de Anonymus.