La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

martes, 17 de mayo de 2011

Enjundia sospechosa o denuncia facciosa

El diputado de Acción Nacional ene l Congreso de Jalisco Héctor Álvarez Contreras ha tenido una actuación protagónica los últimos días a propósito de un sistema que instaló sobre su oficina para recibir denuncias de personas con relación a la presunta operación de funcionarios públicos que cobran sin trabajar o laboran en más de una dependencia del gobierno del estado, del poder legislativo y municipios de Jalisco. Recientemente ha dado a conocer nombres, salarios y dependencias de servidores públicos que cobran en 2 lugares.
A primera vista esta denuncia del diputado parece interesante y algunos medios de comunicación le han dado difusión profusa y abundante a los reportes del diputado y hasta dan por hecho los cálculos que el diputado hace sobre el costo de esta situación irregular que afirma haber detectado. De modo especial ha dirigido sus baterías sobre una presunta “nómina secreta” que maneja el poder legislativo de Jalisco y hace señalamientos sobre el municipio de Guadalajara y el de Arandas con presuntos “dobleteros.”
Si se considera que poner a título personal una mesa receptora de denuncia ciudadana sobre irregularidades en la nómina de los poderes públicos estatales y municipales no es una facultad de los diputados del estado la situación despierta una serie de sospechas. El problema es que el trámite que sigue el diputado Álvarez a partir de la recepción de denuncias lo único que muestra es una gran incertidumbre sobre el resultado. El diputado deshecha algunas denuncias y difunde otras sin el menor rubor ni transparencia y sale a gritar a los medios sobre “casos contundentes de dobleteros y aviadores, para demostrarle al Alcalde de Guadalajara que no es demagogia.” El escándalo hace dudar del caso: ¿interesa resolver el problema o embarrar a sus adversarios políticos? ¿Porqué la bravura con los de fuera no aplica con los de dentro si su afán es justiciero?
Curiosamente, las baterías del diputado Álvarez enfatizan el fuego sobre gobiernos que no se identifican con su partido. Adicionalmente, en lugar de aportar los elementos con que cuenta sobre presuntas ilegalidades y canalizarlos a las instancias competentes, arma un griterío que a lo menos parece faccioso. El diputado Álvarez cuenta con una “caja negra” de la que nadie sabe cómo procesa la información con que cuenta y sólo sabe de una selección fina de datos que difunde con enjundia.
Algunas preguntas surgen de la enjundia del diputado Álvarez: ¿cuándo investigará sobre la supresión de programas sociales en la secretaría de desarrollo humano del gobierno de Jalisco para dar acomodo a los funcionarios que se quedaron sin su plaza en los municipios que perdió el PAN en las elecciones municipales de 2009? ¿Entrará el diputado Álvarez a indagar la situación de la plantilla laboral de la secretaría de Educación o seguirá gritando que bueno, como sí hay cositas en la secretaría de educación pero que hay poco y del chico? El diablo sabe a quién se le aparece. ¿Indagará el diputado Álvarez las aportaciones del gobierno de Jalisco a organismos civiles de ultraderecha para financiar sus actividades del ultraderecha? ¿Le alcanzará al diputado Álvarez las pilas para investigar el manejo facciosos de la nómina del organismo público defensor (?) de derechos humanos y sus actuaciones piratas e igualmente facciosas y torcidas? ¿Se habrá enterado el diputado Álvarez de la costumbre de algunos diputados que se quedan con una parte del salario de sus colaboradores? ¿Ya se cercioró si ocurre eso en su propia oficina? ¿Indagará las maromas presupuestales del gobierno del estado que lo hacen gastar en proyectos surrealistas como spots televisivos en otros estados del país anunciando el informe del Gobernador, telenovelas, donativos para campeonatos de golf, terapias para “curar” de la homosexualidad a las personas y otras linduras?
Alguien debe avisarle al diputado Álvarez que está haciendo actividades que no le corresponden; que su tarea es mejorar las leyes de contraloría y sobre mecanismos legales que pudieran prevenir y atacar la corrupción en las dependencias públicas de Jalisco; para eso se le paga, no para armar espectáculos más propios del carnaval de Autlán en los que denuncia casos sacados de su incierta “caja negra” procesados en el misterioso secreto de su real pecho. El diputado Alvarez lo que está realmente es causando oprobios y denostando a las instituciones competentes de contraloría, procuración de justicia y vigilancia de la legalidad del presupuesto y la función pública.

Mientras haya un manejo de “presuntos” casos cuyas evidencias recabadas se turnan a las autoridades competentes, la cosa marcharía sobre el carril de la legalidad. El problema que se evidencia es un actuar faccioso torcido apuntalado por la denostación y no por un afán genuino de legalidad.

Los señalamiento del diputado Álvarez parecen más “elotazos” con dedicatoria especial al presidente de Guadalajara pero en el calor de su bravura no advierte que suenan tan falsos e inciertos como sus procedimientos cocinados en lo oscuro de su cubículo. Si la cuestión es proceder conforme a derecho, el aplauso sería generalizado, pero aquí se sigue un camino cómodo al esconderse tras una amplia cobertura de los medios de comunicación que no le cuestionan la solidez de sus dichos y porque el escándalo “vende” con independencia de su veracidad; se esconde también tras del principio constitucional de que nadie puede reconvenir a un diputado y menos por sus dichos, pero lo faccioso, parcial y torcido. Bien haría el diputado Álvarez en cuidar su función y dejar la denostación de partidos de enfrente con sus “pruebas contundentes” que dejan mal paradas a las autoridades competentes. Cuando el diputado Alvarez muestre objetividad, transparencia e imparcialidad en su “mesa receptora” de denuncias (que no es su función) y termine con la corrupción que es probable que atraviese su propio partidos (¿ya revisaría su oficina?) probablemente contribuya a una mejora en la función pública. Mientras tanto, este asunto muestra su mal gusto y lo deja como “candil de la calle.”

lunes, 16 de mayo de 2011

Del Voto nulo a la nula participación

Llama la atención la energía y el encono con la que se promovió el “voto nulo” en la elección de 2009 criticando al sistema de partidos, las y los candidatos “nulos” e incluso la denostación de personas participantes en las elecciones federales y locales. En el caso de Jalisco, si se toma en cuenta el resultado en las elecciones municipales en los procesos de 2003, 2006 y 2009 (IEPC) se puede advertir el salto tremendo del 2% del voto nulo al 5.6% con relación a la votación emitida y 6% sobre la votación válida.
Votación 2003 2006 2009
Votación nula 55,090 60,669 138,208
Votación por candidatos no registrados 2,651 4,003 8,873
Voto nulo 57,741 64,672 147,081
Votación Emitida 2,319,028 2,863,889 2,604,485
% Votación nula 2 2 6
Votación Válida 2,261,287 2,799,217 2,457,404

Si se toma en cuenta el listado nominal (según datos del IFE) según se muestra:

2009 H M T
Padrón Electorn 2,652,224 2,826,906 5,479,130
% 48 52 100
Listado nominal 2,377,797 2,537,059 4,914,856
% 48 52 100
Padrón Electoral. En el se encuentran todos los ciudadanos mexicanos que solicitaron su inscripción al mismo, con la finalidad de obtener su Credencial para Votar con fotografía y así ejercer su derecho al voto.
Listado nominal. Contiene todos aquellos ciudadanos que solicitaron su inscripción al Padrón y cuentan ya con su credencial para votar con fotografía vigente.
Fuente: http://www.ife.org.mx/portal

La interpretación de estos datos no muestra un panorama no es optimista: participó en la última elección el 52% de los electores con credencial para votar e inscritos en listado nominal; esto significa que se abstuvo el 48% y si se le suma el 6% del voto nulo, tenemos que un 54% del electorado manifiesta una respuesta negativa con relación al sistema de partidos, al sistema electoral y en alguna forma al sistema político vigente.

Es claro que no se trata de un grupo homogéneo en cuanto a motivaciones ni intencionalidad: mientras unos no acuden a la urna, otro sí se presenta a la casilla, se acredita como elector con plenos derechos y procede a anular su voto sea llenando la boleta de tal modo que al hacer el conteo los funcionarios la anulan entre otros motivos por designar a un candidato no registrado. Esta costumbre de señalar un apartado para los candidatos no registrados tiene una historia curiosa que en muy pocas ocasiones ha tenido efecto en la vida política reciente del país y en algún modo prefigura las candidaturas independientes de ciudadanos que le dan la vuelta al sistema de partidos y luchan por tener un lugar primordial entre los factores de poder representados en las cámaras y los poderes legislativos y municipales del país.

Este punto llama la atención sobre el significado de las candidaturas independientes de los partidos a cargos públicos (hoy día inexistentes en la legislación electoral): para algunas personas se considera como una violación del derecho fundamental para que toda mujer y todo hombre, en igualdad de condiciones tenga acceso a los cargos de elección pública con los requisitos elementales y mínimos que la ley imponga para preservar una participación sólida, racional, consistente y en plenas capacidades personales de las personas electas. Esta figura y la lucha que supone su reconocimiento en la constitución constituye un punto clave en la historia política del país, salvo que de aprobarse se pongan tantos requisitos que terminen anulándola.

De cualquier forma, lo que llama la atención es que las organizaciones que hace un par de años hicieron una campaña inteligente, provocadora, crítica y con un amplio impacto (a juzgar por los resultados electorales presentados arriba) hoy lucen más bien anulados: no han empujado las discusiones en los congresos (al menos en Jalisco) ni han salido a la calle a llamar a la conciencia ciudadana sobre la importancia de esta reforma.

Se criticó en su momento al movimiento de los “analistas” del voto la insuficiencia de sus razones y que dado que el sistema electoral vigente está diseñado para resistir altas cifras de abstencionismo o votación nula por el hecho de que gana una elección quien obtiene un mayor número de votos (y no quien gana la mayoría simple de la votación según el listado nominal) emergía la sospecha si no estarían jugando a favor de un partido “grande” fungiendo como el esquirol que aleja a quienes sin tener una opción partidaria decidida o comprometida con sus valores (voto duro partidario) dejan la disputa entre los votos duros de los dos partidos mayoritarios hoy por hoy en el país y en el estado.

Es el caso que este grupo pasó de la denostación a los candidatos (misma que llevaron a un nivel muy gráfico (como poner “nariz” de payaso a las caras de candidatos en su publicidad impresa en las calles) y lo trasladaros a declarar “funcionarios nulos” a los diputados y munícipes electos en el proceso electoral. Con este gesto el grupo de “analistas del voto” (por llamarlo de algún modo) se deslindaron de dar un seguimiento a los funcionarios y se muestran ausentes en una discusión en el poder legislativo que precisamente, de aprobarse, llevaría a ver cumplidas algunas metas esbozadas en sus supuestos: que el voto nulo pueda tener repercusiones en el sistema de partidos, que haya candidaturas independientes de los partidos y que operen figuras como la revocación del mandato y la reelección de ciertos cargos públicos, con lo que el voto operaría como premio-castigo y obligaría a un ejercicio más responsable de los funcionarios frente a sus electores.

Queda la impresión de que este movimiento (if any) de anulación del voto (con insuficiencia conceptual, exceso de crítica y denostación personal) se convirtió en una nulidad crítica inconsecuente con el proceso que en parte generó, una nulidad organizativa que abandonó graciosamente sin aviso la plaza pública, cuando había prometido una apasionada entrega. Además de poco entender del asunto, no soportan para sí, la crítica que sí dirigen a otros actores. Ni pex.