El significado de la inclusión del nombre del Chapo Guzmán en el listado de los millonarios del mundo es preocupante: de lo que se trata es tener lana, no importa su origen. ¿Peeeeeeeeerdón? Esto es tanto como no distinguir la calidad humana de la canallada.
Ya de por sí es lamentable que haya un grupo de gringos mensos y ociosos que pierdan su tiempo (como los periodistas que viven de los chismes de la farándula) en calcular quién tiene más dinero que otros, dividiendo el mundo entre la perrada pobre, los que parecen tener dinero y los 10 que tienen el 99% de los billetes del mundo. Si me presionan, para mí hay algo de perversión en esa especie de juego provocador que alienta la conjura de los pobres resentidos con los ricos presumidos que usan sus joyas frente a los hambrientos.
Los chicos inquietos de Forbes le suben una rayita al volumen de la fiesta y ponen colores chillones a sus papelitos: en su lista de los "10 màs ricos" del rancho global, incluyen gente trabajadora e innovadora junto con especuladores rapaces, explotadores sin corazón además de narcos, secuestradores, robabancos, el pozolero, las Poquianchis, esclavistas, los piratas africanos y los hijos de Pinochet. ¿Acaso Madoff será retirado de la lista cuando se rematen sus bienes para pagar a los daminificados de mega fraude?
Tan lamentable es el papelito de Forbes que no distingue entre amarillo y rojo como que nuestros legisladores de nuestro país pierdan su tiempo comentando los chismes de la versión gringa financiera de Ventaneando de la inefable Paty Chapoy en lugar de estar ocupados en arreglar, desde sus facultades, el desorden económico y financiero del país.
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