La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

lunes, 16 de mayo de 2011

Del Voto nulo a la nula participación

Llama la atención la energía y el encono con la que se promovió el “voto nulo” en la elección de 2009 criticando al sistema de partidos, las y los candidatos “nulos” e incluso la denostación de personas participantes en las elecciones federales y locales. En el caso de Jalisco, si se toma en cuenta el resultado en las elecciones municipales en los procesos de 2003, 2006 y 2009 (IEPC) se puede advertir el salto tremendo del 2% del voto nulo al 5.6% con relación a la votación emitida y 6% sobre la votación válida.
Votación 2003 2006 2009
Votación nula 55,090 60,669 138,208
Votación por candidatos no registrados 2,651 4,003 8,873
Voto nulo 57,741 64,672 147,081
Votación Emitida 2,319,028 2,863,889 2,604,485
% Votación nula 2 2 6
Votación Válida 2,261,287 2,799,217 2,457,404

Si se toma en cuenta el listado nominal (según datos del IFE) según se muestra:

2009 H M T
Padrón Electorn 2,652,224 2,826,906 5,479,130
% 48 52 100
Listado nominal 2,377,797 2,537,059 4,914,856
% 48 52 100
Padrón Electoral. En el se encuentran todos los ciudadanos mexicanos que solicitaron su inscripción al mismo, con la finalidad de obtener su Credencial para Votar con fotografía y así ejercer su derecho al voto.
Listado nominal. Contiene todos aquellos ciudadanos que solicitaron su inscripción al Padrón y cuentan ya con su credencial para votar con fotografía vigente.
Fuente: http://www.ife.org.mx/portal

La interpretación de estos datos no muestra un panorama no es optimista: participó en la última elección el 52% de los electores con credencial para votar e inscritos en listado nominal; esto significa que se abstuvo el 48% y si se le suma el 6% del voto nulo, tenemos que un 54% del electorado manifiesta una respuesta negativa con relación al sistema de partidos, al sistema electoral y en alguna forma al sistema político vigente.

Es claro que no se trata de un grupo homogéneo en cuanto a motivaciones ni intencionalidad: mientras unos no acuden a la urna, otro sí se presenta a la casilla, se acredita como elector con plenos derechos y procede a anular su voto sea llenando la boleta de tal modo que al hacer el conteo los funcionarios la anulan entre otros motivos por designar a un candidato no registrado. Esta costumbre de señalar un apartado para los candidatos no registrados tiene una historia curiosa que en muy pocas ocasiones ha tenido efecto en la vida política reciente del país y en algún modo prefigura las candidaturas independientes de ciudadanos que le dan la vuelta al sistema de partidos y luchan por tener un lugar primordial entre los factores de poder representados en las cámaras y los poderes legislativos y municipales del país.

Este punto llama la atención sobre el significado de las candidaturas independientes de los partidos a cargos públicos (hoy día inexistentes en la legislación electoral): para algunas personas se considera como una violación del derecho fundamental para que toda mujer y todo hombre, en igualdad de condiciones tenga acceso a los cargos de elección pública con los requisitos elementales y mínimos que la ley imponga para preservar una participación sólida, racional, consistente y en plenas capacidades personales de las personas electas. Esta figura y la lucha que supone su reconocimiento en la constitución constituye un punto clave en la historia política del país, salvo que de aprobarse se pongan tantos requisitos que terminen anulándola.

De cualquier forma, lo que llama la atención es que las organizaciones que hace un par de años hicieron una campaña inteligente, provocadora, crítica y con un amplio impacto (a juzgar por los resultados electorales presentados arriba) hoy lucen más bien anulados: no han empujado las discusiones en los congresos (al menos en Jalisco) ni han salido a la calle a llamar a la conciencia ciudadana sobre la importancia de esta reforma.

Se criticó en su momento al movimiento de los “analistas” del voto la insuficiencia de sus razones y que dado que el sistema electoral vigente está diseñado para resistir altas cifras de abstencionismo o votación nula por el hecho de que gana una elección quien obtiene un mayor número de votos (y no quien gana la mayoría simple de la votación según el listado nominal) emergía la sospecha si no estarían jugando a favor de un partido “grande” fungiendo como el esquirol que aleja a quienes sin tener una opción partidaria decidida o comprometida con sus valores (voto duro partidario) dejan la disputa entre los votos duros de los dos partidos mayoritarios hoy por hoy en el país y en el estado.

Es el caso que este grupo pasó de la denostación a los candidatos (misma que llevaron a un nivel muy gráfico (como poner “nariz” de payaso a las caras de candidatos en su publicidad impresa en las calles) y lo trasladaros a declarar “funcionarios nulos” a los diputados y munícipes electos en el proceso electoral. Con este gesto el grupo de “analistas del voto” (por llamarlo de algún modo) se deslindaron de dar un seguimiento a los funcionarios y se muestran ausentes en una discusión en el poder legislativo que precisamente, de aprobarse, llevaría a ver cumplidas algunas metas esbozadas en sus supuestos: que el voto nulo pueda tener repercusiones en el sistema de partidos, que haya candidaturas independientes de los partidos y que operen figuras como la revocación del mandato y la reelección de ciertos cargos públicos, con lo que el voto operaría como premio-castigo y obligaría a un ejercicio más responsable de los funcionarios frente a sus electores.

Queda la impresión de que este movimiento (if any) de anulación del voto (con insuficiencia conceptual, exceso de crítica y denostación personal) se convirtió en una nulidad crítica inconsecuente con el proceso que en parte generó, una nulidad organizativa que abandonó graciosamente sin aviso la plaza pública, cuando había prometido una apasionada entrega. Además de poco entender del asunto, no soportan para sí, la crítica que sí dirigen a otros actores. Ni pex.

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