La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

lunes, 7 de febrero de 2011

Questo quelootro... ¡chalú!

Decir en un programa radiofónico que hay alcoholismo en Los Pinos fue parte de un incidente en la cámara de diputados, no es un rumor que flote en la vecindad, máxime si el programa trata de difundir los hechos y las versiones del debate político y social en el mundo.

En una dictadura, cuestionar es confrontar al poder "haiga o no haiga tema."

¿Acaso difundir los resultados electorales en México implicará a las radiodifusoras adherirse al ganador?

Es un asunto difícil y MVS calcula sus pérdidas y ganancias; un enojo presidencial puede salir caro a las partes, incluyendo a la propia oficina de Los Pinos.

De acuerdo con las versiones difundidas en las redes sociales, es probable que MVS haya optado por encarar las críticas de un sector de la población que un oficio de fuego del poder y sus sicarios de oficio (cintas de clausura en mano)

Pero el tema sigue en el aire o en la copa, como en su momento se cuestionó la salud mental del presidente Fox. Si es cierta la versión, que se atienda. Si no lo es, que se conteste llanamente como se ha dicho: "¡Pruébenlo!" No sería la primera ni la última vez que ocurre (haiga o no haiga cantina) Lo cierto es que años después de las versiones bien acuñadas en un artículo de la revista Proceso sobre las dósis de prosac presidencial, resultó efectivamente el antidepresivo se administraba al presidente, que los cachorros gorditos hijos de la mamá y que la dueña de la cabañita del amor imperaban la pradera, tomaban decisiones presidenciales e imponían su ley y hasta hicieron millonarios negocios, incluido el mecanismo para controlar puntualmente qué temas debían tocar y cuáles no, las personas antes de entrar a las audiencia con el presidente Fox: "es que se pone bien loco o se deprimía Vicente ante ciertos tópicos." Tener un presidente así...

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