La realidad de las cosas no siempre es evidente a primera vista.

martes, 2 de marzo de 2010

Gobernadores con acciones frívolas y de notoria improcedencia que acusáis al prójimo sin razón sin ver que sóis la ocasión de lo mismo que culpáis

La derecha delirante avanza, junto con la ignorancia, cual ficha en un laberinto de estaciones: no sabe a dónde va, imagina que va, cree que va y arrastra con sus prejuicios y falsos valores (que los confunde con cosas buenas) a precipicios y callejones sin salida.

La derecha en Jalisco llegó al poder desde las enjundias soterradas de liturgias oscuras alumbradas por las velas y los tizones ardientes para calentar el yunke y el marro. Infiltraron organizaciones cual virus y trastocaron el corazón de católicos que tornaron la acción católica por la acción nacional de cierto sabor francés, para resistir la educación socialista de Lázaro Cárdenas en 1939. Los patriarcas de la AN cedieron en el relevo generacional reciente y dejaron bravos chiquillos, llenos de mentira, antro, maltrato y abandono de la función pública, confundiendo el insulto con la ostentación sana del poder. Se llevaron hasta el agua corriente y generaron un malestar social igual o mayor del que querían remediar cuando ganaron en las urnas en 1994. Dicen que el jefe de jefes les grita y los manda con insultos, que de ahí a los Pinos hay solo un paqueño paso, pan comido.

Toca caminar por el servicio público, la solidez de las instituciones, convertir las normas en una guía segura para el cambio social, enfatizar el sentido social del gobierno para todos, respetar derechos... Esa materia rara, simbolismo etéreo pero sólido que es la procuración del interés público. La derecha se cocina en su propia tinta; no requiere enemigos. Toca abrir puertas.